BUENOS AIRES-. A casi cuatro meses de su inicio, los participantes de Gran Hermano empiezan a padecer el aislamiento. La falta de sus seres queridos es cada vez mayor, y las pequeñas crisis se vuelven gigantes. Durante el programa del lunes 30 de enero, Santiago del Moro conversó con los hermanitos y Romina no pudo contener las lágrimas al hablar de sus hijas.
“Lo negativo de estar acá es extrañar. Por ejemplo, yo extraño mucho a mis hijas. Cuando te vas a trabajar a algún lugar, podés hacer una videollamada, pero acá no sabés nada”, expresó Romina cuando Santiago del Moro le preguntó cómo se sentía. “¿Tenés culpa con eso, como mujer?”, cuestionó el conductor, pregunta que hizo quebrar a la ex diputada.
“Sí. Me pasó. En un momento, dije ‘¿qué hago acá? ¿Y mis hijas?’. Sentí que estaba perdiendo el tiempo. Pero después, hablando con el psicólogo y las chicas, vi otras partes. Yo a esto lo hago por mí y por mis hijas. Yo quería disfrutar de esto de chica, pero me tocó a los 35 años, y es distinto. Yo hoy tengo tres hijas. No es fácil”, explicó Romina.
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“A veces veo a los chicos, cómo disfrutan, y mi cabeza está en otro lado. Pero bueno, yo sé que todo tiene su sacrificio”, señaló Romina. Quien también compartió su experiencia fue Julieta: “Lo que más me costó es que acá nada es chiquito. Cualquier cosa es un problema gigante. Todo. Y yo también me hago mucho la cabeza. Maquino. A veces no pudo dormir, lloro. Acá todo es grande”.
“Es una experiencia única. Es como una casa mágica. Te encierra en una habitación y nos hacen una pool party. Te encierran de nuevo, se va la pool party. Desordenamos todo, nos encierra, y todo ordenado. Es una casa de ensueño. Es vivir momentos únicos. Superé mis propias expectativas. No pensé que iba a llegar tan lejos. Eso me pone súper feliz”, afirmó Julieta.
