Estas semanas previas a la elección estamos viendo un comportamiento restrictivo por parte de quienes venden bienes, o por un aumento de precios “por las dudas” o porque directamente deciden no vender y “esperar que pasa”.
Por el otro lado los consumidores están con dos posturas, comprar todo lo que pueda ahora “por si después sube”, y no comprar nada más que dólares por las dudas. El primer comportamiento se viene evidenciando hace un tiempo y es lo que ha venido sosteniendo la demanda y por consiguiente a la actividad económica producto de la inflación.
En economía los comportamientos individuales reiterados, construyen los comportamientos colectivos. ¿Qué sucede en la economía si todas las personas se ponen en modo conservador, no vender ni comprar nada “para ver qué pasa”?
Si el dinero no circula, la economía se frena (o se enfría como decimos los economistas) y eso genera un efecto dominó.
El que vende menos, luego paga menos impuestos, si el gobierno recauda menos amplia el déficit fiscal, a su vez quienes son deudores no pueden hacer frente a sus obligaciones porque tienen menos ingresos, y así sucesivamente. Esto es lo que sucede en momentos de crisis financieras, como la que se vivió a nivel global en 2008, y los Bancos Centrales constantemente intentan evitar.
Hay un cuento –de autor anónimo- que relata este proceso económico con la siguiente historia. “En agosto, en una pequeña ciudad de la costa, en plena temporada cae una lluvia torrencial y hace varios días que la ciudad parece desierta. Hace tiempo que la crisis viene azotando este lugar; todos tienen deudas y viven a base de créditos.
Por fortuna llega un millonario y entra en el único pequeño hotel del lugar, pide una habitación, pone un billete de 100 euros en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar su deuda con el carnicero. Éste toma el billete y sale corriendo a pagar su deuda con el criador de cerdos. Al momento, éste sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la cual hace tiempo no le paga porque, en tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito. La prostituta con el billete en la mano sale para el pequeño hotel, donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.
En este momento baja el millonario, que acaba de echarle un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza”.
La economía necesita de la circulación del dinero para que se transaccionen bienes y servicios, la creación y destrucción de riqueza se generan a raíz de la falta de confianza –en la economía, en la moneda, en la situación fiscal, el la política, etc-, por eso es imprescindible salir de este contexto lo más rápido posible y con un horizonte claro.