Siempre se ha escuchado hablar de esta tierra calchaquĂ, HualfĂn, de sus orĂgenes y jurisdicciones donde han plasmado sus conceptos egregios historiadores e investigadores de la regiĂłn, como Adán Quiroga, Lafone Quevedo y Ambrossetti, entre otros no menos importantes.
El primero de los autores manifiesta que el valle del Yocavil (Yocahuill) o santamariano y sus aledaños constituyen “per se” en su estricta acepciĂłn geográfica el verdadero Valle CalchaquĂ, dentro de los cuales se encuentra, hablando de extensiĂłn y lĂmites, el legendario HualfĂn, segĂşn consta en el libro “CalchaquĂ” de Adán Quiroga.
El padre Nicolás del Techo, sacerdote jesuita, a principios de la conquista esto decĂa: “El valle CalchaquĂ extiĂ©ndase de sur a norte y tiene treinta leguas de longitud, su anchura es pequeña…”. (Historia de la provincia del Paraguay y de la CompañĂa de JesĂşs).
Es posible distinguir en esta larga sucesiĂłn de valles que van desde La Poma en Salta hasta el nombrado HualfĂn, su lĂmite sur, la planta de una raza que pervive hasta la actualidad con sus mismos hábitos y costumbres que le dieron la identidad propia del autĂ©ntico valle calchaquĂ.
Decimos que es el lĂmite sur, ya que el viajero al tender la mirada desde Santa MarĂa hacia el sur pasando por el Campo de los Pozuelos y desembocando en HualfĂn, se encuentra con una etnia semejante tanto en su antiguo vocabulario y costumbres, como asĂ tambiĂ©n en la composiciĂłn de su suelo o en la riqueza de su producciĂłn vitivinĂcola.
Es imposible separar HualfĂn de las profundas investigaciones de ese gran cientĂfico como fuera el doctor Alberto Rex González y sus estudios sobre las culturas calchaquinas La Aguada y Santa Maria, centro geográfico del valle. TambiĂ©n debe recordarse que MalfĂn o el HualfĂn calchaquino fue cuna de las distintas sublevaciones indĂgenas, conocidas como guerras calchaquĂes.
En este contexto recordaremos que el primer levantamiento indĂgena fue liderado por Juan CalchaquĂ, a quiĂ©n debe el nombre este valle por haber sido bautizado segĂşn la costumbre de los vencedores.
HualfĂn es memorable tierra de ensueño, acunada por la melodĂa de acequias cantarinas con siestas de duendes y de vinos.