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Policiales

Caso Palomo: la querella agota pruebas para ir contra los cuatro imputados del brutal crimen

Este miércoles, se realizará una pericia en la camioneta de la docente en busca de rastros de sangre de los tres amigos que acompañaban al menor de 15 años, principal acusado del homicidio de Sandra Palomo, asesinada el 31 de agosto de 2019.

Sandra Palomo

 Con miras al juicio oral y público que se llevará a cabo entre el 3 y 25 de febrero de 2022, instancia en que será juzgados cuatro jóvenes por su participación en el asesinato de Sandra Palomo. Los abogados Gabriela Arellano y Pablo del Pino, representantes de la familia de la docente, llevan adelante una intensa actividad probatoria.

Es que la querella, según su teoría del caso, insiste en que el brutal crimen de Sandra Palomo, de 53 años, no fue exclusividad del adolescente de 15 años que confesó el hecho y que, dada su edad, fue declarado inimputable, por lo que quedó fuera de todo juzgamiento.

Por ello, los que serán juzgados por el asesinato de la docente serán solamente Ian Esteban Caro, Ricardo Nahuel Bonifacio y otros dos adolescentes, mayores de 16 años, quienes fueron apuntados por el menor asesino como las personas que lo ayudaron a deshacerse del cadáver de la docente.

La acusación penal en juego es por el delito de homicidio agravado por alevosía y ensañamiento, calificación que podría derivar incluso en una pena de prisión perpetua. Aunque es muy difícil que se llegue a esa condena, dado que los cuatro imputados, según la confesión del menor, no participaron del asesinato de Sandra Palomo.

Sin embargo, la querella cree que los cuatro jóvenes que irán a juicio si tuvieron una participación activa en el homicidio, hipótesis que intenta sostener en el debate mediante la presentación de algunas pruebas, entre ellas la que se lleve a cabo este miércoles.

La pericia consiste en una prueba de luminol, un compuesto químico que exhibe quimioluminiscencia, emitiendo luz azul al ser mezclado con el agente oxidante adecuado (en este caso sería sangre humana), razón por la cual las tareas se harán en horas nocturnas. La prueba se llevará a cabo en el interior de la camioneta de la víctima, donde los peritos revisarán los asientos y demás lugares en busca de rastros de sangre o cualquier otro tipo de material genético que pudiera ser compatible con alguno de los imputados en la causa.

De hallarse algún rastro que no sea del menor declarado inimputable, entonces la situación de los acusados, dependiendo de quién sea ese rastro, cambiará de manera rotunda. Pues quedará probado que el adolescente asesino no dijo toda la verdad, o bien, la dijo a medias.

Esta teoría también es alimentada por declaraciones de la madre del menor de 15 años, quien en julio de este año sostuvo que su hijo no fue el autor material del crimen, a la vez que apuntó a los otros imputados como los verdaderos asesinos.

En una declaración ante la Unidad Fiscal de Femicidios, el menor insistió en que no fue el autor. Por su parte, su madre, en declaraciones públicas, relató que el día del crimen, el 31 de agosto de 2019, su hijo llegó a casa y no hablo nada de lo sucedido.

“No habló porque uno de los chicos lo tenía amenazado, incluso ese joven fue el que lo filmó y le mostró ese video a la policía. Mi hijo jamás se jactó de la muerte de la señora. Estos chicos le hicieron una cama. La Justicia direcciona las causas y quieren cerrar la causa con mi hijo. Se ensañaron con él”, afirmó.

El caso                                   

 El asesinato de Sandra Palomo sucedió en el subsuelo de un supermercado ubicado en la avenida Reyes Católicos, en barrio Tres Cerritos. Fue cuando la docente se disponía a subir a su camioneta Toyota Hilux, tras haber realizado unas compras para preparar el bautismo de uno de sus nietos.

Al abrir la puerta del rodado, el menor apareció de sorpresa y la atacó con un cuchillo, arma con la que le asestó otras heridas que la dejaron desmayada. Luego, la cargó en la caja de la camioneta, tapándola bien para que nadie vea el cuerpo del delito.

Sin ninguna resonancia emotiva, el menor se subió a la camioneta y se marchó del supermercado. Todo este relato, cabe decirlo, fue proporcionado por el mismo menor al confesar el crimen de la docente, quien residía a pocas cuadras de la casa del adolescente.

En cuanto a la huida y cómo se deshizo del cuerpo, reveló que primero fue a la casa de unos amigos, donde alardeó de su nueva camioneta e invitó a dos amigos a subir y dar unas vueltas, siendo estos los dos adolescentes que serán juzgados en febrero próximo.

Más tarde, también subió a la camioneta a Caro y Bonifacio, con quienes dio otras vueltas por la ciudad. Incluso esquivó un control policía a pocas cuadras de la Escuela de Suboficial de la Policía, retén que fue implantada casualmente para dar con la docente, la que fue denunciada como desaparecida por sus hijos.

El raid delictivo, a todo esto, concluyó ya cerca de la medianoche, cuando el menor y sus amigos se dirigieron a la calle Gato y Mancha, en la zona oeste, para arrojar el cuerpo de la docente en un descampado, en el barrio Solís Pizarro.

Finalmente fue y abandonó la camioneta a la vuelta de la casa de la docente, lo que despertó más sospechas. El dato más aterrador del caso Sandra Palomo, tal vez, surgió de la autopsia, cuyo informe reveló que la docente no murió en el acto, sino que agonizó por varias horas, lo que sucedió en la caja de su camioneta mientras su asesino se jactaba del robo del vehículo con sus amigos.

 Perfil asesino

Aunque fue sobreseído, peritos del hospital Del Milagro y del CIF participaron de una junta médica dispuesta para analizar el perfil psicológico del menor. En sus conclusiones, sostuvieron que el menor “hace referencia a como sortear las normas; desafiando en distintas oportunidades a figuras de autoridad”.

“Hace un uso particular de la libertad, siguiendo sus códigos propios, por lo que se evidencian indicadores de ocultamiento, manipulación y mendacidad”, agregaron. “También se observa falta de empatía, ausencia de remordimiento, angustia y culpa”.

En cuanto a indicadores de peligrosidad para sí mismo o para terceros, indicaron que encontraron “componentes psicopáticos compatibles con conductas peligrosas para terceros. (Se evidencian indicadores de déficit en el control de los impulsos, con escasa tolerancia a la frustración).”.

Sobre la personalidad del adolescente, los peritos “infieren una personalidad psicopática y narcisista. En su grupo de pares, emerge como figura de líder, desplegando los mecanismos descriptos en personalidades psicopáticas: manipula, seduce, utiliza, miente a fin de conseguir su objetivo”.

Establecieron que el menor actúa “en estado de conciencia plena, invirtiendo y desplazando la responsabilidad de sus actos en terceros. Se posiciona en su caso, como víctima de una situación en la que se ve inmerso ingenuamente y no tiene participación activa”.

“Si bien reconoce la figura de autoridad, no las respeta. Trasgrede las normas y la ley”. En materia de afectividad y reacciones emocionales, en tanto, se vincula de manera trivial y superficial, sin capacidad empática hacia los demás.

También dijeron que “no se observa angustia, culpa o remordimiento. Intolerancia y descompensación ante la frustración”, a lo que se suman “conductas funcionales e impulsivas” con “indicadores de impulsividad manifiesta”.