La peleadora Molly McCann consiguió un importante triunfo el sábado pasado que se podría convertir en el nocaut del año tras impactar un codazo en el rostro de su rival. Al terminar, la luchadora festejó con Paddy Pimblett, una promesa del peso ligero que también venció en su compromiso. En la rueda de prensa posterior, McCann expresó que llegaron para «cambiar el juego».
«Estoy en casa. No estoy en Estados Unidos. Tampoco estoy en Fight Island. No me estoy quedando sin el reloj de nadie más», empezó explicando en primer lugar la luchadora en la conferencia de prensa. Luego, «Meatball» confesó las dudas que tiene sobre su estilo de pelea en cada entrenamiento que realiza en Next Generation MMA de Liverpool.
«Si puedo ser mortalmente honesta contigo, todos los días dudo de mí misma en el entrenamiento porque entreno con los mejores, entrenando constantemente con los mejores. No fue hasta la semana pasada y esta semana que el momento estaba justo ahí. Estaba golpeando las almohadillas y estaba diciendo: ‘M… ¿Soy yo?'», contó la peleadora.
Acerca de su último compromiso, la luchadora oriunda de Liverpool dijo que «es donde se supone que debo estar. Son las actuaciones las que se supone que debo tener. Paddy Pimblett y yo vamos a cambiar el juego. Somos la segunda vez en la invasión británica después de tener a Brad Pickett, después de tener a Michael Bisping. Es mi momento».
Luego fue consultada sobre sus siguientes planes y aseguró que «no me molesta llamar a alguien. Respeto a cada una de nosotras en esta división. Esta es una división apilada, y cada persona que entrena quiere ganar el título». En ese sentido, McCann concluyó que «todas nosotras, aparte de Shevchenko, hay una diferencia del uno por ciento entre todas nosotras. Eso es lo mucho que las respeto, chicas del peso mosca. Las respeto a todas hasta que entremos allí. Entonces es mi casa. Es mi casa«.
