SALTA.- Desde que asumió como Procurador General de Salta, el 6 de noviembre pasado, Pedro García Castiella no tuvo sobresaltos. Eso fue hasta hace una semana, cuando la Unidad Fiscal de Delitos Económicos Complejos dejó al descubierto un fraude millonario, en el que estarían implicados policías de todo rango y posición, mafia que prometió combatir hasta las últimas consecuencias.
Estallado el escándalo de las estafas a través de una financiera ficticia, la que operó principalmente con clientes procedentes de la fuerza policial, numerosos mensajes e informaciones surgidas del seno de esa institución apuntaron contra la plana mayor, como los principales responsables del fraude que dejó cientos de efectivos de menor jerarquía con las manos vacías.
Tras un prolongado silencio, como si la noticia los hubieses sorprendido, llegó la réplica. Tanto el jefe de la policía, comisario general Migue Mariano Ceballos, al que todos ya daban por ido, salió al cruce y negó rotundamente estar implicado con los planes de inversión de la firma Ríos y Asociados, cuyos dueños aún están prófugos.
En seguida, y contra todos los pronósticos, las declaraciones del jefe policial fueron seguidas por funcionarios del ministerio de Seguridad, quienes respondieron escuetamente sobre el escándalo y negaron que Ceballos o algún otro policía esté implicado en las estafas.
Mientras tanto, la fiscalía siguió en silencio, aunque sí reaccionó cuando se filtró la identidad de uno de los investigadores del caso, quien recibió amenazas y ahora se encuentra custodiado por cámaras de la Delegación local de la Policía Federal.
La elección del policía amedrentado no fue al azar, pues tendría alguna vinculación importante con quienes dirigen la investigación. Esta situación, llamó bastante la atención, pues los que habrían realizado las amenazas sería otros policías y lo hicieron para mandar un mensaje.
El viernes pasado, sin embargo y a una semana de los allanamientos, detenciones y secuestro de grandes sumas de dinero en el marco de este fraude, el jefe de los fiscales tomó el sartén por el mango y convocó a una conferencia de prensa, donde apareció secundado por los dos fiscales del caso y sus respectivos auxiliares.
Tras dar algunas precisiones sobre la maniobra, García Castiella plantó bandera y aseguró que había policías implicados, como así también dijo que la investigación aún podía dejar al descubierto a otros implicados de mayor peso, declaraciones que rápidamente repercutieron en el ala de Seguridad del Centro Cívico del Grand Bourg.
Secretario
Ante las afirmaciones del procurador, las que contradecían la estrategia de sacar a los policías como culpables de las maniobras y, en especial a los jefes, el secretario de Seguridad, Benjamín Cruz, fue enviado desde los altos mandos para echar sobre el asunto.
El funcionario declaró en una radio local que ninguna de las dos personas prófugas y las siete detenidas pertenece al personal policial: “Hoy prácticamente todos los policías han sido víctimas”, afirmó convencido de que con ello se terminaría todo.
A las horas, sin embargo, la fiscalía le retrucó con la detención de un oficial y otro suboficial, a quienes se le secuestró numerosa documentación de la inversora “Ríos y Asociados” y grandes sumas de dinero, dejando al secretario en un total ridículo.
De esta manera, García Castiella ganó el primer round de lo que amenazas ser una zaga con varias temporadas, pues aún resta dar con los propietarios de la financiera, quienes estarían ocultos en la provincia y aún tendrían en su poder el grueso del dinero obtenido de manera fraudulenta.
Declaraciones
“Al comienzo teníamos la imagen de una financiera ilegal, réplica de lo que sucede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con la Fundación Zoe. Por ello, tomamos la decisión de allanar rápidamente para evitar que la proyección geométrica, característica del Esquema Ponzi, alcanzara a más víctimas”, sostuvo el procurador, para luego puntualizar que “la realidad con la que nos encontramos excede a la investigación de una mera financiera irregular”.
“No estamos ante un clásico sistema Ponzi porque el retorno prometido, según surge de los contratos secuestrados, es bastante veloz. Esto implicaría que el sistema sería nutrido por un flujo adicional dinerario que podría provenir de otra actividad ilícita que alimente la velocidad del retorno de esta actividad financiera”, consideró García Castiella en clara alusión al lavado de activos de origen ilícito.
Luego afirmó que de las tareas investigativas “se detectó un sostenido trasvasamiento de parte de determinados miembros y elementos de la policía de la provincia confundidos con la organización en diversos roles, algunos de captación de incautos, otros prestando seguridad, otros filtrando información hacia afuera de la investigación y dando apoyo, aun en la clandestinidad luego de los allanamientos, a las personas que se encuentran prófugas”.
“Determinados jerárquicos –jefes policiales- se encuentran vinculados en la funcionalidad, en los montos de los dividendos con los que se han percibido y en la cronología de posicionamiento que se encuentra en la organización piramidal, en los primeros lugares”, aseguró. Sin embargo, también remarcó que hay policías víctimas de las estafas de la financiera, “mucho personal policial víctima del trabajo de esta organización delictiva y hay que separar víctimas de quienes tienen roles de colaboración y beneficio en estas organizaciones, trasvasados a algunos sectores de la policía”.