Por R. Federico Mena-Martínez Castro
Esta nueva fecha patria, nos encuentra penosamente alicaídos debido a las contingencias por las que atraviesa nuestro país en manos de la caterva gubernamental de la que nunca nos hubiera imaginado existiera.
Como una bocanada de alivio en medio de las tribulaciones que la patria soporta conmemoramos esta fecha que simboliza el advenimiento a una nueva nación dentro de las que circundan el orbe, aunque en momentos en que el país parece deshilacharse en jirones imprecisos llevados hacia cualquier lugar.
El himno constituye una fuente inspiradora que constituye la raíz esencial de cada pueblo y la época en que se escribiera constituyó una importante arma de guerra pues exaltaba los hechos de armas y a sus héroes enardeciendo su sentido patriótico.
Los himnos nacionales, especialmente en Hispanoamérica, son exaltaciones donde el alma popular expresa sus ideales de libertad, pues las guerras de la emancipación, fueron cortas, donde el denominador común era la tan ansiada libertad de la metrópoli española.
El Himno Nacional Argentino, si bien reconoce la paternidad de los himnos que le precedieron en el tiempo, goza asimismo de su propia particularidad, ya que es a un himno representativo del amor del pueblo argentino a su patria que, junto a la escarapela creada por la Asamblea del Año XIII y la bandera enarbolada por primera vez por el General Belgrano en las Baterías del Rosario y luego jurada por su ejército en febrero de 1813, constituyen el trípode en que se asienta la simbología patriótica del país. La Bandera Argentina recién fue adoptada por el Congreso de las Provincias Unidas en el año 1818.
Constituye uno de los pilares fundamentales que expresa el sentimiento de patria cantado por voces huecas, por diversos políticos de turno plenos de apetencias personales contrapuestas al patriotismo puro y desinteresado de los hombres de bien.
Se le conocía en un principio como “Marcha Patriótica” que debía cantarse al comienzo de todos los espectáculos públicos, debiendo la concurrencia escucharla de pie. Ésta disposición fue ordenada por la junta en un decreto de julio de 1812.
La inspiración de uno de sus autores, se concretó al concurrir Vicente López a una función teatral en el mes de mayo precisamente para conmemorar el segundo aniversario de la revolución, con la actuación del actor Luis Ambrosio Morante, coreada al final por todo el elenco.
Estremece el tuétano oír la vibración sonora de la estrofa:
«Oíd el ruido de rotas cadenas», cuando sentimos en la piel esa sensación opresiva de un yugo cada vez más robusto. Percibimos al escuchar sus versos, la necesidad imperiosa de reflexionar que, si bien no debemos marchar a contramano de los tiempos, es también un imperativo de la hora estrechar filas, como manera viva de contrarrestar las asechanzas que oprimen la pasión de libertad.

La Asamblea del año XIII en su sesión del 21 de marzo del mismo año encomendó al poeta la tarea de completar su obra que estuvo lista para los primeros días del mes de mayo de aquel año, habiéndose perdido lamentablemente las actas de tan importante resolución. Sobre la base de la Marcha Patriótica nació nuestro Himno Nacional, del cual no se conservan sus originales.
Al escuchar sus estrofas, los hombres de bien no deben escatimar esfuerzos, uniéndose sin pausas y sin retaceos, para conformar ese músculo maravilloso que pueda borrar del labio extranjero, ese gesto altivo y humillante con que nos agravian. Este pensamiento también va para los políticos corruptos que envenenan el alma de los ciudadanos que trabajan honradamente por el engrandecimiento de esta abatida nación, cuyo destino debió ser la gran patria sudamericana hoy balcanizada por el espurio interés de las potencias dominantes del momento, cuyo lema es como fue siempre dividir para reinar.
Una copia publicada en 1847, lo tituló “Himno Nacional Argentino” nombre que ha perdurado hasta la actualidad.
Don Blas Parera, que había compuesto la música de la obra de teatro, al ser requerido para esta nueva obra de don Vicente López, habiendo dicho en un principio que sí la haría, ulteriormente negó su participación aduciendo que era lesiva para su patria temiendo la reacción de los seguidores del Rey. Finalmente, bajo gran presión, rayana en la intimidación de fusilamiento accedió a componerla. Una vez concretada esta tarea se embarcó hacia su patria donde guardó un perfil tan bajo que jamás se supo nada de él.

Hoy 11 de mayo, como todos los años pasados y los a por venir, el tierno y respetuoso recuerdo de nuestra canción patria.