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La emotiva confesión de Tomás Etcheverry: “Siempre le estoy pidiendo fuerzas a mi hermana”

El tenista argentino se instaló en los cuartos de final del certamen.

Tomás Etcheverry
Foto: @rolandgarros

FRANCIA.- Este lunes, Tomás Etcheverry vivó una jornada inmejorable en Roland Garros luego de superar al japonés Yoshihito Nishioka por 7-6, 6-0 y 6-1 para instalarse en los cuartos de final del certamen. Tras concretar su histórico triunfo, el tenista argentino dialogó con la prensa y sorprendió al realizar una emocionante confesión: “Siempre le estoy pidiendo fuerzas a mi hermana”.

“Estoy demostrando el mejor tenis de mi vida. Ni bien llegué a Roland Garros me sentí impecable, traté de enfocarme y mantener ese tenis que venía teniendo. ¿Zverev? Lo vi millones de veces por TV. Cuartos de un Grand Slam, va a ser un partido durísimo, tendré que jugar de esta manera así tengo chances de ganar. Pero estoy descansado, no perdí sets, estoy bien”, expresó el jugador platense.

Durante la charla con ESPN, Etcheverry recordó a su hermana, Magui de 32 años, quien falleció en septiembre de 2022 luego de una dura batalla contra el cáncer de mama. “Siempre le estoy pidiendo fuerzas a mi hermana. Sé que ella siempre me las da. Hoy en un momento importante en un saque le dije ‘por favor Magui ayudame’; y me ayudó, metí un ace”, confesó el albiceleste.

La pesadilla que vivió Tomás Etcheverry

En diálogo con El Día de La Plata, Tomás Etcheverry remarcó que no la pasó bien con la pandemia en Alemania tras ser deportado. “Después de jugar en Banja Luka tenía que ir a Polonia y debía cruzar por Alemania. Hasta ahí era todo normal hasta que, en el aeropuerto, cuando me pidieron el pasaporte, me apartaron de la fila de pasajeros y estaba solo. No entendía lo que pasaba”, expresó.

“Estaban los de migraciones pero en un momento vi que se acercó personal de la policía militar. No entendía nada por el idioma y por todo lo que sucedía. Tenía mucho miedo. Pasó un rato y, entre inglés y alemán, me explicaron que había sobrepasado el límite de permanencia, que era de 90 días en países que pertenecen a la Comunidad Europea. Me dijeron que me tenían que deportar y entré en pánico”.