Si el anunció se hubiese realizado el martes, nadie lo habría tomado en serio, sin embargo, la novedad se dio a conocer anoche, pasada las 22, a través de un comunicado oficial en el sitio del Ministerio de Seguridad y Justicia de Salta.
El parte de prensa informó que el comisario general José Ibarra, hasta anoche jefe de la Policía de Salta, dejaba su cargo, como así también la comisaria general Adriana Herrera, quienes asumieron esas funciones el 18 de diciembre de 2020, siendo posicionados en el cargo por el gobernador Gustavo Saenz.
Ibarra duró en su puesto un año y nueve días, tal vez una de las gestiones más breve en la historia policial de la provincia, sin que en el medio haya existido un incidente grave de remoción, como un motín u otro incidente que amerite el desplazamiento.
“Los jefes salientes José Ibarra y Adriana Herrera fueron autorizados a usufructuar la totalidad de las licencias que se les adeudan. Cumplieron los años de servicio correspondientes a la carrera policial y próximamente pasarán a situación de retiro”, precisó el comunicado oficial.
Sobre las razones, sólo se dijo que el ministro de Seguridad y Justicia, Abel Cornejo, consideró que “las instituciones se consolidan en base a una posibilidad cierta de alternancia en el ejercicio del poder y aportan, de esa forma, a la solidez institucional y el fortalecimiento de la democracia, que es el sistema de gobierno más acabado para construir sociedades justas”.
Y para que no queden dudas, revelaron que Ibarra destacó, en distintos actos públicos de la institución, la importancia del “recambio institucional y el valor de sostener los pilares republicanos y democráticos en la fuerza de seguridad”.
De esta manera, desde el ministerio se cerró la puerta a suspicacias u otro análisis que expliquen el repentino cambio de las autoridades máximas de la policía, estrategia que no resultó, pues apenas se hizo el anuncio surgieron numerosos llamados en busca de saber qué sucedió.
En esa tarea, este medio pudo saber que Ibarra desconocía la decisión del ministerio hasta pasada las 19, cuando el secretario de Seguridad Benjamín Cruz, llamó por teléfono al entones jefe de policía y le informó sobre su relevo del cargo, el cual también se extendía a la segunda en el mando.
Convocado
Minutos más tarde, el comisario general fue convocado a las oficinas centrales de esa cartera, cita a la que asistió aún con la incógnita de saber qué sucedió, pues Cruz sólo le dijo que se trataba de una decisión ministerial de hacer cumplir los tiempos de servicio en el cargo.
En ese diálogo, José Ibarra indagó si la medida respondía a algún problema, lo que fue descartado de plano por Cruz, quien le aseguró al jefe de policía que no había ningún reclamo hacia su gestión e insistieron que era una cuestión de términos, felicitándolo por los servicios prestados.
Al llegar al ministerio, creído de que iba a tener un mano a mano con Cruz, e incluso con Cornejo, el ex jefe de policía sólo se encontró con una notificación de neto corte administrativo, pues sólo le hicieron conocer las licencias que debía tomarse y su posterior situación de retiro.
Hasta que recibió el llamado de Cruz, el jefe policial no presumía para nada el recambio, tanto que en su agenda ya tenía todo programado para realizar un viaje a la provincia de Tucumán, donde iba a recibir dos motocicletas, gestión que él mismo había realizado.
Otros allegados que mantuvieron contacto con Ibarra horas antes de ser notificado, también confirmaron que el ex jefe policial ni siquiera se imaginaba que a la noche ya no sería el titular de la principal fuerza de seguridad de la provincia.
Si bien Ibarra, a través de otros contactos, buscó saber con el gobernador algo más respecto a su relevo, no hubo mayores explicaciones, por lo que, al caer la medianoche, en diálogo con algunos pocos contactos, se mostró conforme de su relevo y consideró que efectivamente no habría nada raro sobre su cambio.
En tanto sea designadas oficialmente los nuevos jefes, desde Seguridad se informó que, de forma interina, la Jefatura de Policía estará a cargo del comisario general Miguel Ceballos y la Subjefatura del comisario mayor Pablo Vilte.
Ninguno de ellos sería del riñón de José Ibarra, quien, al referirse a sus remplazantes, sólo atinó a tirarle rosas a ambos comisarios, quienes, aún esperan desde el ministerio, la confirmación de que seguirán en esos puestos.