JUJUY.- “Me saco el saco y me pongo el pongo”, solía repetir el eterno José “Pepe” Marrone en sus tradicionales sketchs. Ayer, el gobernador jujeño, Gerardo Morales estuvo en El Pongo (la finca de la empresa estatal Cannava), no se quitó el sacó, pero sí le dio con todo a una fila de plantas de marihuana, en lo que fue la primera cosecha de “cannabis medicinal”, un negocio millonario que armó para su hijo Gastón.
Mientras en décadas anteriores, los mandatarios provinciales dirigían negociados con entramadas operaciones inmobiliarias que involucraban tierras del Estado, o bien, concesiones sospechosas, como las del juego de azar, desde el 2000 en adelante, los emprendimientos evolucionaron tanto que rayan con lo ilegal.
Claro que, en el caso de Jujuy, el gobernador Morales asegura que todo está dentro de la ley, la cual él mismo promovió hasta su sanción. De esta manera, se dio vida a la empresa estatal “Cannava”, la cual quedó bajo el mando de Gastón Morales, hijo del mandatario provincial, con lo cual el negocio quedó en familia.

Para el emprendimiento, se instaló el núcleo productivo de la empresa en la finca El Pongo, a 32 kilómetros de la capital jujeña, donde se comenzó con el cultivo de 35 hectáreas de cannabis (marihuana) para fines medicinales. “La más importante de Latinoamérica”, repiten los Morales.
Ayer, como si se tratara de antiguas costumbres, el gobernador Morales participó en el acto de iniciación de la cosecha de este emprendimiento, del cual muy pocos jujeños se beneficiarán, aunque para el gobernador, se trata del “proyecto más importante para la salud de nuestro pueblo”.
La cosecha permitirá aumentar la producción del aceite de grado farmacéutico Cannava CBD 10 y avanzar en el desarrollo y lanzamiento de nuevos productos medicinales, afirmaron desde la gobernación jujeña, la cual creó una categoría especial para productos vegetales a base de cannabis con fines terapéuticos.
En total, la empresa estatal dirigida por el hijo de Morales tiene proyectado recolectar 80 mil plantas que permitirán alcanzar una producción de 25 mil kilogramos de flor de grado farmacéutico, recolección que se traducirá luego en el laboratorio en cerca de mil kilogramos de ingrediente farmacéutico activo, de extractos de cannabinoides “altamente purificados que son con los que la provincia elabora el aceite farmacéutico Cannava CBD 10“.
Para no ser menos, el ministro de Salud de Jujuy, Antonio Buljubasich, aseguró que el cannabis es “un camino” ante la falta de respuestas de la medicina “para los niños que tienen y padecen las epilepsias refractarias”.
Comparación exagerada
Por su parte, el mandatario provincial insistió en que “miles de jujeños utilizan” esta medicina para “mejorar su calidad de vida”, puesto que ya se está vendiendo en las distintas farmacias de la provincia y espera contar muy pronto con la autorización de ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) para vender en el resto del país y la región”, lo cual, a decir verdad, aún está muy verde ese asunto.
En su entusiasmo por enaltecer el emprendimiento de su hijo, Morales llegó a comparar a la estatal Cannava con los hitos que “se enmarcan en el cambio de matriz productiva para que el pueblo de Jujuy tenga más oportunidades”, cuando en realidad, y hasta el momento, la empresa apenas generó empleo temporal para 145 trabajadores.
Gastón Morales, el pupilo, destacó que esta producción pública pone a Jujuy “en la senda de los nuevos desarrollos del futuro y del desarrollo de una nueva economía del bienestar”, aunque no quedó muy en claro que sucederá con el resto de las plantas, pues, por ahora, sólo se usarás la flor.
Sí aseguró, en cambio, que se trata de un producto “de alta calidad”, íntegramente producido en Jujuy bajo las normas de buenas prácticas agrícolas y de manufactura para la elaboración de medicamentos, que está siendo “altamente requerido por laboratorios no sólo nacionales sino también extranjeros”.
Al margen de la propaganda oficial, aún se desconocen muchos aspectos de la producción, pues mientras todo se cultive y produzca en suelo jujeño, no habría inconveniente, pero sí alguna carga traspasa los límites territoriales, la justicia federal tendrían entonces jurisdicción para incautar cualquiera de sus productos.
Es que, en el resto del país, impera la ley de drogas, 23.737, la cual establece conductas y penas estrictas para el cultivo, producción y transporte de estupefacientes, entre los cuales se encuentra la marihuana, o cannabis, en todos sus derivados.