Un momento muy doloroso fue el que atravesó en el año 2020 Mirtha Legrand, debido al fallecimiento de su hermana Goldy, en plena pandemia de coronavirus. Ahora, fue Marcela Tinayre quien rompió el silencio en diálogo con «LAM«, el programa que conduce Ángel de Brito en América TV, donde reveló la situación que enfrentó la diva.
«¿Cómo le tuviste que comunicar a tu mamá el fallecimiento de su hermana? Fue uno de los momentos más difíciles», comenzó indagando una de las panelistas, Pía Shaw. «Yo estaba sola en casa y me llama Miguel, el yerno de tía Goldy. Y me decía: ‘Murió, murió, murió…’. ‘¿Qué pasó?’, le pregunté. ‘Murió Goldy, murió Goldy’, me respondió. Le dije: ‘Hasta luego’ y corté», señaló.
«Desde hace un tiempo que no puedo enfrentar las cosas solas en mi casa, no puedo. Me desarmo. Era super valiente y de golpe, desde el accidente de moto de Nacho, que fue tremendo, no puedo. Entonces lo llamé a él, que vive cerca de casa y le digo: ‘Vení urgente’. Llega y le cuento. Y ahí me doy cuenta de que a las 8 es el noticiero, entonces digo: ‘Tenemos que ir urgente a verla a mamá, que ella mira todo y lo va a ver por televisión’. Me acompañaron Nacho y Rocco a lo de mamá y ella estaba, tal cual, tirada en la cama, haciendo zapping, ya empezaban los noticieros». comentó la conductora.
Muy doloroso
«Entré a la habitación y como estaba en la cama, me arrodillé al lado de la cama. ‘¿Qué pasó?’, me dijo enseguida. ‘Se descompuso Tía Goldy’. Entonces se hincó en la cama y me dijo: ‘Se murió’. Y yo le dije: ‘Sí, se murió’. Entonces la abracé, la abracé. Fue en pandemia y yo a partir de ahí, durante un mes, me iba todos los días a las 7 de la tarde hasta las 7 de la mañana y dormía en su casa», reveló Marcela Tinayre.
Fue allí, cuando reveló lo que sucedió luego. «Fue duro, muy duro. Porque ella, al no poder despedirla, no entendía. Me decía: ‘Pero yo hablé hasta las 6 de la tarde con Goldy’. Mi tía estaba espectacular, con mi mamá se reían, eran cómplices ambas, confidentes. Y fue muy duro porque yo todas las noches la escuchaba llorar a mamá a los gritos. Todas las noches. Desconsoladamente, no a los gritos. La verdad es que me paraba en la puerta y decía: ‘Está bien que llore’. Eso fue un mes, todas las noches, en la casa de ella», sentenció.
